Los Zapatos
El siguiente texto es de mi autoría, está un poco simple y desordenado pero espero que les guste.
------
Los rayos del sol se escabulleron por las cortinas iluminando mi rostro, gruñí y presioné mi rostro contra la almohada. “Es hora de levantarse, Gema” Murmuré. Me estiré aún en la cama y después de pensar en al menos una buena razón para levantarme de la comodidad de mi cama y no encontrar ninguna, me levanté, no podía llegar tarde al trabajo.
Busqué mis pantuflas con los pies a un costado de la cama, pero lo que sentí fue algo sólido, recordaba que mis pantuflas eran suavecitas y con la suela de tercio pelo. Con un poco de pesadez eché un vistazo al suelo y ahí estaban un par de zapatos Oxford de color negro, era casi tres tallas más grandes que mi pie.
“¡¿De rayos?!” Exclamé levantándome por completo, ¿de dónde habían salido esos zapatos? Obviamente no eran míos, ¿había alguien más conmigo? ¿Traje a alguien conmigo anoche? ¿Salí anoche? Miles de preguntas daban vueltas en mi cabeza causándome mucha ansiedad, trataba de buscarle respuestas a todas y cada una de ellas. En primer lugar, era imposible que alguien estuviera conmigo ya que vivo sola, en segundo lugar, anoche si salí, pero solo fui a cenar al departamento de Jessica que está frente al mío y, por último, no traje a nadie conmigo porque las otras personas que estaban con nosotras son vecinos del mismo piso, no había necesidad de que alguien se quedara conmigo.
La única opción que me quedaba era que alguien había entrado a mi departamento mientras dormía y solo significa una cosa: ladrón. “¡Santo cielo!” Corrí hacia la puerta de mi habitación sintiéndome un poco mareada, le puse seguro a la puerta y busqué mi celular, lo encontré tirado en la esquina de mi habitación a un lado del ropero, ¿Qué rayos hacía ahí?
Ignoré lo raro de la situación y desbloqueé mi celular, tenía mensajes y llamadas perdidas de Jessica, ¡Seguro ella escuchó algo por eso intentaba contactarme! Un poco esperanzada llamé a mi vecina quien contestó al cuarto tono de espera.
“¡Jessi! Tú sabes ¿cierto?” Hablé un poco alterada. “Creo que hay un hombre en mi departamento Jessi, no sé si me hizo algo mientras dormía o si se llevó algo…”
“Espera, espera… ¿Qué? ¿De qué hablas?” Le repetí lo que había dicho antes esta vez balbuceando y casi ahogándome, ahora estaba sentada en el piso con mis rodillas encogidas. “Gema, tranquilízate que no puedo entender nada, por favor.” Después de escucharla respiré hondo y traté de ordenar mis pensamientos.
“Creo que hay un hombre en mi departamento, encontré sus zapatos a un lado de mi cama” Dije casi susurrando. “Debo ir a trabajar, pero me da miedo salir de mi habitación, debo llamar a la policía y…”
“¿Trabajar? Son las 3 de la tarde gema, tu turno acaba en dos horas.”
“¡¿Qué?!” Separé el celular de mi oreja para confirmar lo que Jessi decía, 3:12 p.m, era cierto. “Entonces, ¿tus llamadas no fueron porque escuchaste ruidos extraños en mi departamento?” Escuché carcajadas del otro lado de la línea logrando confundirme aún más.
“Claro que no,” Dijo entre risas. “Te llamé por que esta mañana cuando salí de casa había vomito en la puerta de tu departamento. Quería que salieras a limpiarlo porque me daba asco, pero como no contestabas supuse que estabas muerta así que le dije al intendente que lo limpiara.”
“¿Vomito?”
“Sí, ¿no recuerdas que pasó anoche?” Negué con la cabeza, pero de inmediato recordé que ella no podía verme así que solo le contesté que no lo recordaba. “Anoche después de la cena nos pusimos a tomar mientras estábamos con el karaoke y como había variedad aprovechaste a tomar de todo un poco.”
“¿Y qué hay de los zapatos que están a un lado de mi cama?” Pregunté rascándome la cabeza, justo ahora comenzaba a doler. “No me digas que traje a alguien…”
“¡No! Tranquila, simplemente cuando te fuiste, como todos estábamos descalzos en vez de ponerte tus sandalias, que por cierto están aquí,” Agregó en un tono gracioso. “Te pusiste los zapatos de Abraham y con eso te fuiste, él no estaba mucho mejor que tú, así que no se dio cuenta.”
“No lo puedo creer… Que vergüenza.”
“Si, un poco, te recomiendo que revises el resto de tu departamento en caso de que haya vomito por ahí. Después de darte un baño toma una aspirina y ven, te daré algo de comer.”
“Lo haré.” Colgué y me acosté en el piso para observar mi techo. Qué vergüenza.
------
Comentarios
Publicar un comentario